If you find yourself driving down a winding mountain road near an endless stretch of pines, try tuning in to 104.6 the radio station that shouldn’t exist.
The village of Pinehaven has a secret of monstrous proportions. Evelyn McKinnon, a radio host falling on hard times, finds herself utterly unprepared when she learns that the radio station isn’t just for entertainment. It’s a watchtower.
She’s stalked by a bird with human eyes. Her new co-host won’t stop singing show tunes. And when the fog rolls in, the beasts of Pinehaven Forest begin their brutal hunt. Evelyn and her friends are suddenly face-to-face with something much scarier than ravenous flesh-giants and vengeful responsibility.

Hacía bastante que no leía terror como tal, así que me apetecía salir de mi zona de confort y adentrarme en algo que en su momento me habían recomendado comparándolo con el podcast de Welcome to Night Vale. Se lo propuse a mis compañeras del club de lectura, ya que todavía no teníamos miembros que nos ayudaran a decidir, y aceptaron, por lo que esta fue la primera lectura del club.

Como experiencia, ha sido bastante divertida. Me lo he pasado genial viendo cómo todas nos tirábamos de los pelos ante la forma de actuar de los protagonistas, que no deja de ser la típica de las películas de terror (van a escoger siempre la opción más peligrosa y estúpida posible, por supuesto).

En cualquier caso, el libro cumple con lo que promete la sinopsis. El ambiente de tensión y mal rollo está muy bien logrado, tanto que las primeras noches me fui a dormir con tan mal cuerpo que terminé teniendo pesadillas (cuando todavía no ha pasado nada excepcional, pero ya sabes que algo va mal). Es la incertidumbre, lo raro, el notar que algo no está funcionando como debería pero no poder identificarlo aún. En ese aspecto, está conseguidísimo.

Luego, en cuanto al contenido en sí, encontramos lo que en el club hemos terminado calificando como «terror millennial». Porque, sí, lo que esconde el bosque es terrible, desagradable, pesadillesco, pero de alguna manera hay cierto halo de costumbrismo y cotidianidad rodeándolo todo, y esa pequeña emisora de radio termina siendo incluso acogedora, un hogar. Y no hemos hecho pocas bromas con que «yo me iría», porque… ¿trabajo fijo, pensión completa, alojamiento incluido? A quién le importan los horrores, dime dónde firmo. Pues eso. Millennial.

Los personajes me han parecido bien construidos y muy muy reales y cercanos. Tienen un buen trasfondo, sus motivaciones me resultan coherentes y las relaciones entre ellos evolucionan de manera realista, si bien mi personaje favorito ha sido uno de los secundarios (hay pocos, dado el aislamiento de la emisora). Destaco el tipo de humor sarcástico de la protagonista y la calidez de su compañero.

En cuanto al terror en sí, creo que me ha faltado algo. El final me parece abrupto y no hay una gran resolución, simplemente van pasando cosas y en un momento dado una de ellas es la última y el libro acaba. Esto cobra algo de sentido al saber que va a ser una trilogía y que se acaba de publicar el segundo, por lo que este primer libro no deja de ser más introductorio, pero creo que habría necesitado algo más de desenlace.

Te lo recomiendo: si quieres leer terror con un toque divertido, si te gusta lo raro.
No te lo recomiendo: si te cuesta la suspensión de la incredulidad, si no toleras el body horror.

If you’re driving down a long mountain pass, looking for something to listen to on the radio, give a quick scan for 104.6 FM. If you find it, that’s a very good sign to turn around and go right back the way you came. The forest doesn’t need to grow.

Título: A lonely broadcast.
Escrito por: Kel Byron.
Editorial:
Autopublicado.
Año:
2023.

Deja un comentario

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos.
Privacidad